Ya que a mi madre se le da por
analizar todo lo que sucede cerca de ella, intente ver hasta dónde llega con su
manera de ver la vida actual.
Le dije a mi madre:
-Vieja, a vos que te gusta investigar
¿Qué pensás de las mujeres que se enamoran de hombres más jóvenes?
-Me parece bien, el amor no tiene
edad. Dos personas pueden convivir bien sin que la edad sea un impedimento.
¡Déjame que lo estudie y después te cuento! –respondió mientras degustaba un
helado de frutilla y naranja, los de crema le hacen mal.
De la heladería salimos a recorrer
locales de ropa.
Se detuvo en un negocio del
Shopping y me llevó de cabeza a
comprarle algo. Se enamoró de una blusa blanca que pasaba los trecientos
mangos, mi tarjeta resistió el embate.
-Vieja, sos como esas minas que le
hacen comprar al novio la ropa más cara.
-Un momentito –me dijo levantado el
dedo índice- sos mi hijo y tenés la obligación de ser amable, aparte, no es una
ropa cara, elegí la más barata.
La llevé hasta su casa y al
despedirse me dijo:
-Cuando tenga un informe te llamó.
Dos semanas después, me
mandó un mensajito de texto:”informe listo”
La invité a comer y mientras
esperábamos, me dijo:
-Consultamos con Charito varias
parejas donde la mujer es mayor. Un veinte por ciento ellas tienen mucha plata,
significa que puede ser que haya
interés de por medio. El otro cincuenta, ellas y ellos están en igual balanza
económica. El otro cuarenta, a ellas no les importa ni la plata ni el que
dirán, según ellas, están porque la
pasan bomba y cuando se termine el romance –nos dijeron – buscaran otro amor
joven.
La miraba desconcertado, mirando el papeleo que tenía entre las manos.
-¿Cómo hicieron este estudio?
-Primero en el barrio, luego
telefónicamente.
-¿Cómo? –Exclamé- ¿Telefónicamente? ¿Cómo sabías si ella mayor o menor?
-Preguntamos a medio barrio si tenían
conocidos en esas condiciones, en su familia, dentro de sus amigos. Conseguimos
el número de Treinta y seis parejas.
La miraba asombrado, no podía creer
que me hablaba en serio.
-Es más consultamos a varias parejas
a la salida de los cines. Nos pusimos un logo de la revista Caras y todos nos
atendían con amabilidad. Aquí está el informe. –me puso todo los papeles sobre
la mesa y me soltó muy suelta de cuerpo:
-Yo también me enamoré de un hombre
más joven. Cuando quedé viuda, tenía cuarenta y nueve años, pasado el tiempo
del luto, me sentía muy sola. Vos recién te habías casado, no tenías tiempo para
mí. Conocí a un hombre quince años menor y lo amé, no sé, si tanto como a tu
padre, era otro sentimiento, lo necesitaba como el agua, fuimos muy felices
durante doce años.
-¡Cómo nunca lo supe!
-Estabas demasiado ocupado, viajabas
continuamente y siempre fuiste algo atolondrado.
-¡Gracias! ¿Por qué se separaron?
-Él viajó a España por su trabajo y
no quise acompañarlo. Allí conoció a una española que lo enamoró y se quedó.
-Fuiste tonta.
-Sí, lo sé. Siempre me escribe y me
manda fotos, engordó y perdió el pelo, pero no perdió su linda sonrisa,
jajaja…!!
Quedé sin palabras, había descubierto
otra madre, más mujer, más real.